10 Razones Para La Esperanza (Cuando Todo Parece Sin Esperanza)

Pubicado en Vida Cristiana

(David Murray, 10 Razones para la Esperanza)

10 Razones Para La Esperanza (Cuando Todo Parece Sin Esperanza)

 

Cuando las noticias desalentadoras y deprimentes amenazan con inundar la nación, la iglesia, y el alma, necesitamos la ayuda de Dios para levantar nuestras cabezas, corazones y manos. Pero una vez que el miedo es echado fuera, entonces tenemos que construir una esperanza cristiana positiva en su lugar, una hermosa virtud y una gracia transformadora de vida que produce múltiples beneficios:

1. La esperanza nos mueve hacia delante: la esperanza cristiana es una expectativa realista de anhelo gozoso por el bien y de gloria futura basada en la Palabra fidedigna de Dios. Cuanto más anhelemos el futuro, menos vamos a añorar el pasado. La esperanza elimina los remordimientos y subraya las expectativas. Disminuye los obstáculos y aumenta los impulsos.

2. La Esperanza dinamiza el presente: es digna de ser vivida hoy debido a que el mañana eterno es mucho más brillante. Lo que significa el juicio final para la mayoría, es el día de la coronación para nosotros. Lo que la mayoría teme, nosotros lo deseamos.

3. La esperanza ilumina nuestras tinieblas: La esperanza no es negar ni eliminar la realidad de providencias oscuras y dolorosas. Sin embargo hace brillar una luz brillante en estos valles y apunta a la salida del sol al final de ellos.

4. La esperanza aumenta la fe: La fe da combustible a la esperanza, pero también la esperanza da combustible a la fe. Como Hebreos 11 deja muy claro, la esperanza y la fe están íntimamente unidas entre sí, una alienta a la otra. Sin fe no podemos volar en la esperanza, pero sin esperanza la fe estará cojeando. Los más grandes creyentes son los más esperanzados... y viceversa.

5. La esperanza es contagiosa: Así como podemos obstaculizar a otros por nuestras recriminaciones y depresiones, así podemos inspirar y motivar a través de nuestra esperanza inspiradora. No sólo anima a otros cristianos caídos, sino que también afecta a los no creyentes deprimidos que no pueden dejar de preguntar la razón de la esperanza que ven en nosotros (1 Ped. 3:15).

6. La esperanza es sanidad: Cuando asesoro a personas con depresión, una de las primeras cosas que hago es tratar de darles esperanza. Por definición, la depresión es un sentimiento de desesperanza. Las cosas no pueden y no van a mejorar. Es por eso que queremos darles la esperanza de que en la gran mayoría de los casos, va a mejorar, hay una salida, y hay cosas que pueden hacer para ayudarse a sí mismos en la impotencia que sienten. Esa esperanza es en sí misma un gran paso hacia la sanidad.

7. La esperanza es práctica: La esperanza no significa simplemente sentarse y esperar a que aparezca la utopía. ¡En absoluto! La esperanza motiva a la acción. Cuando esperamos días mejores para la iglesia, servimos a la iglesia. Cuando esperamos la conversión de nuestros hijos, nos sentimos motivados a compartir el Evangelio con ellos. Cuando deseamos la bendición de Dios en Su Palabra, la escuchamos mucho más ávidamente. La esperanza produce acción.

8. La Esperanza purifica: Sea cual sea la persecución que experimentemos en este mundo, viene el día en que no solo seremos llamados hijos de Dios, seremos como el Hijo de Dios. Esto es lo que inspira y motiva al apóstol a perseverar hasta el fin y perseverar en la santidad. "Y todo aquel que tiene esta esperanza en Él, se purifica, así como Él es puro" (1 Juan 3:1-3).

9. La esperanza estabiliza en la tormenta: Hay sesenta y seis dibujos de anclas en las catacumbas, cuevas y túneles que los cristianos perseguidos escondieron durante las persecuciones romanas. La esperanza era su ancla durante esos días oscuros y tormentosos (Heb. 6:19; 10:34). Al igual que el ancla, la esperanza se agarra a lo que está fuera de la vista. Como lo expresó un puritano: "El cable de la fe echa el ancla de la esperanza y se aferra a la roca firme de las promesas de Dios."

10. La esperanza defiende: Pablo también representa la esperanza como un casco defensivo (Ef. 6:17; 1 Tes. 5:8) que no debe ser quitado y dejado a un lado hasta que la batalla ha terminado. El casco también nos señala la zona de mayor vulnerabilidad y peligro –nuestra mente o pensamientos. Es ahí donde Satanás trabaja generalmente para presentar motivos para la duda y la desesperación. Y es por eso que necesitamos que nuestra mente diariamente sea renovada por el poder de la esperanza. (David Murray, 10 Razones para la Esperanza).

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