Iglesia

¿QUÉ ES EL PRESBITERIANISMO? III

Escrito por Charles Hodge, D.D., Publicado en Iglesia

DISCURSO DADO ANTE LA SOCIEDAD HISTÓRICA PRESBITERIANA EN SU REUNIÓN DE ANIVERSARIO, EN FILADELFIA, EN LA NOCHE DEL MARTES, 1 DE MAYO 1855. POR EL REV. CHARLES HODGE, D.D.

¿QUÉ ES EL PRESBITERIANISMO? III

TERCERA ENTREGA.

SEGUNDO ARGUMENTO.

Todo el poder de la Iglesia procede de la morada del Espíritu; por lo que aquellos en quienes habita el Espíritu son la sede del poder de la Iglesia. Pero el Espíritu habita en la Iglesia entera, y por lo tanto la Iglesia entera es la sede del poder de la Iglesia.

El primer miembro de este silogismo no se discute. La base sobre la que los romanistas sostienen que el poder reside en los obispos en la Iglesia, con exclusión del pueblo, es que mantienen que el Espíritu fue prometido y dado a los obispos como clase. Cuando Cristo sopló sobre los discípulos, y dijo: “Recibid el Espíritu Santo; aquellos a quienes les remitáis los pecados, les serán remitidos; y aquellos cuyos pecados retengáis les serán retenidos”; y cuando dijo: “cualquier cosa que atéis en la tierra quedará atada en los cielos, Y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo,” y cuando agregó: “El que a vosotros oye, me oye a mí” y “he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin de el mundo “, ellos sostienen que les dio el Espíritu Santo a los apóstoles y a sus sucesores en el apostolado, para continuar hasta el fin del mundo, para guiarlos en el conocimiento de la verdad, y para constituirlos como la autoridad y profesores y gobernantes de la Iglesia.

Si esto es cierto, entonces, por supuesto, todo el poder de la Iglesia reside en estos apóstoles-obispos. Pero por otra parte, si bien es cierto que el Espíritu habita en la Iglesia entera; si Él conduce al pueblo, así como al clero en el conocimiento de la verdad; si anima a todo el cuerpo, y lo convierte en el representante de Cristo en la tierra de manera que los que escuchan la Iglesia, escuchan a Cristo, y que lo que la Iglesia une en la tierra es atado en el cielo, entonces, por supuesto, el poder de la Iglesia reside en la Iglesia misma, y no exclusivamente en el clero [3].

 

Si hay algo claro de todo el tenor del Nuevo Testamento, y de innumerables declaraciones explícitas de la Palabra de Dios, es que el Espíritu habita en el cuerpo de Cristo, que guía a todo su pueblo en el conocimiento de la verdad, para que cada creyente sea enseñado por Dios, y tenga el testimonio en sí mismo, y no tenga necesidad alguna de que le enseñen, sino que la unción que permanece en él, le enseña todas las cosas. Es, por tanto, la enseñanza de la Iglesia, y no del clero exclusivamente, lo que es ministerialmente la enseñanza del Espíritu, y el juicio del Espíritu. Se trata de una doctrina gravemente anticristiana la que afirma que el Espíritu de Dios, y por lo tanto la vida y el poder de gobierno de la Iglesia, reside en el ministerio con exclusión de las personas.

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¿QUÉ ES EL PRESBITERIANISMO? II

Publicado en Iglesia

DISCURSO DADO ANTE LA SOCIEDAD HISTÓRICA PRESBITERIANA EN SU REUNIÓN DE ANIVERSARIO, EN FILADELFIA, EN LA NOCHE DEL MARTES, 1 DE MAYO 1855. POR EL REV. CHARLES HODGE, D.D.

¿QUÉ ES EL PRESBITERIANISMO? II

Segunda entrega.

Pero este gran principio protestante y presbiteriano no es sólo un principio de libertad, también es un principio de orden.

Debido a que este poder del pueblo está sujeto a la autoridad infalible de la   Palabra, y debido a que el ejercicio del mismo está en manos de oficiales debidamente constituidos.

El presbiterianismo no disuelve los lazos de la autoridad, ni convierte la Iglesia en  un tumulto. Si bien ella es librada de la autoridad autocrática de la jerarquía, sigue estando bajo la ley de Cristo. Está limitada en el ejercicio de su poder de la Palabra de Dios, que liga la razón, el corazón y la conciencia. Sólo dejamos de ser siervos de los hombres para que podamos ser siervos de Dios. Somos alzados a una esfera superior, donde la perfecta libertad se combina con la en la sujeción absoluta. Dado que la Iglesia es el conjunto de los creyentes, existe una analogía entre la experiencia íntima de cada creyente y de la Iglesia en su conjunto.

 El creyente deja de ser siervo del pecado para que pueda estar al servicio de justicia, es redimido de la ley para que pueda ser siervo de Cristo. Así la Iglesia es librada de una autoridad ilegítima, no para que quede sin ley, sino en sujeción a una autoridad legítima y divina. Los Reformadores, por lo tanto, como instrumentos en manos de Dios, al librar a la Iglesia de la esclavitud de los prelados, no la convierten en una multitud tumultuosa, en la que cada hombre hace ley para sí mismo y es libre para creer y para hacer lo que le plazca. La Iglesia, en todo el ejercicio de su poder, ya sea referente a la doctrina o la disciplina, actúa bajo la ley escrita de Dios, según consta en su Palabra.

Pero además de esto, el poder de la Iglesia no está sólo así limitado y guiado por las Escrituras, sino que su ejercicio está en manos de los legítimos oficiales. La Iglesia no es una vasta democracia, donde todo se decide por la voz popular. “Dios no es autor de confusión, sino de paz (es decir, del orden), como en todas las iglesias de los santos.” La Confesión de Westminster, por tanto, para expresar el sentimiento común de presbiterianos, dice: “El Señor Jesucristo, como Rey y Jefe de su Iglesia, ha nombrado un gobierno en manos de oficiales de la Iglesia, distinto del magistrado civil.”

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QUE ES EL PRESBITERIANISMO? I

Escrito por Charles Hodge, D.D., Publicado en Iglesia

DISCURSO DADO ANTE LA SOCIEDAD HISTÓRICA PRESBITERIANA EN SU REUNIÓN DE ANIVERSARIO, EN FILADELFIA, EN LA NOCHE DEL MARTES, 1 DE MAYO 1855. POR EL REV. CHARLES HODGE, D.D.

QUE ES EL PRESBITERIANISMO? I

Primera entrega.

Hermanos: Nos reunimos esta tarde como sociedad histórica presbiteriana. Se me ha ocurrido que no sería inapropiado debatir la cuestión, ¿Qué es el presbiterianismo? Ustedes no esperan de mí un discurso ceremonial. Mi objetivo no es convencer o persuadir, sino exponer. Propongo ocupar las horas dedicadas a este discurso en un intento de desvelar los principios de ese sistema de gobierno de la Iglesia que nosotros, como presbiterianos, sostenemos que están establecidos en la Palabra de Dios. Dejando a un lado erastianismo, que enseña que la Iglesia es sólo una forma del Estado; y los cuáqueros, que no provén para la organización externa de la Iglesia, sólo existen cuatro teorías fundamentalmente diferentes sobre el asunto del gobierno de la Iglesia.

La teoría papal, que asume que Cristo, los apóstoles y los creyentes, constituyeron la Iglesia mientras nuestro Salvador estuvo en la tierra, y esta organización fue designada para ser perpetua. Después de la ascensión de nuestro Señor, Pedro se convirtió en su Vicario, y tomó su lugar como cabeza visible de la Iglesia. Esta primacía de Pedro, como obispo universal, es continuada en sus sucesores, los obispos de Roma, y el apostolado se perpetúa en el orden de los prelados [e.d. obispos]. Al igual que en la primitiva Iglesia nadie podía ser apóstol sin que estuviera sujeto a Cristo, así ahora nadie puede ser prelado sin estar sujeto al Papa. Y como entonces nadie podía ser cristiano sin estar sujeto a Cristo y los apóstoles, así ahora nadie puede ser cristiano sin estar sujeto al Papa y a los prelados. Esta es la teoría romana de la Iglesia: el Vicario de Cristo, el Colegio perpetuo de los apóstoles y las personas sujetas a su control infalible.

2. La teoría episcopal asume la perpetuidad del apostolado como poder de gobierno en la Iglesia, la cual, por consiguiente, consiste en aquellos que profesan la religión verdadera y están sujetas a los apóstoles-obispos. Esta es la forma anglicana o de la Alta Iglesia de esta teoría. En su forma de la Baja Iglesia, la teoría episcopal simplemente enseña que originalmente había un triple orden en el ministerio, y que esto debe ser también ahora. Pero no afirma que el modo de organización sea esencial.

3. La teoría independiente o congregacionalista incluye dos principios: primero, que el gobierno y el poder ejecutivo en la Iglesia está en la congregación, y en segundo lugar, que la organización de la Iglesia está completa en cada asamblea de culto, la cual es independiente de los demás.

4. La cuarta teoría es la Presbiteriana, que es nuestro asunto actual tratar de desvelar. Las tres grandes negaciones del presbiterianismo –es decir, los tres grandes errores que negados– son:

1. Que todo el poder de la Iglesia reside en el clero.

2. Que el ministerio apostólico es perpetuo.

3. Que cada congregación cristiana individual es independiente.

La declaración afirmativa de estos principios es: 1. Que el pueblo tiene derecho a una parte sustantiva en el gobierno de la Iglesia. 2. Que los presbíteros, que ministran la Palabra y la doctrina, son los oficios permanentes más altos de la Iglesia, y todos pertenecen al mismo orden. 3. Que la Iglesia externa y visible es, o debería ser, una, en el sentido de que la parte menor esté sujeta a la mayor, y la mayor al conjunto. No es el mantener uno de estos principios lo que hace al presbiteriano, sino el mantenerlos todos. I. El primero de estos principios tiene que ver con el poder y los derechos del pueblo. En cuanto a la naturaleza del poder de la Iglesia, es preciso recordar que la Iglesia es una teocracia. Jesucristo es su cabeza. Todo el poder se deriva de Él. Su Palabra es nuestra constitución escrita. Todo el poder de la Iglesia es, por tanto, en propiedad, ministerial y administrativo. Todo se ha de hacer en el nombre de Cristo, y en conformidad con sus instrucciones. La Iglesia, sin embargo, es una sociedad distinta del Estado que se gobierna a sí misma, que tiene sus oficiales y leyes, y, por consiguiente, un gobierno administrativo propio. El poder de la Iglesia tiene que ver: 1. Con las cuestiones de doctrina. Tiene potestad para exponer públicamente las verdades que cree, y que han de ser conocidas por todos los que entran en su comunión. Es decir, tiene potestad para formular credos o confesiones de fe, como testimonio suyo de la verdad y su denuncia contra el error. Y como ha sido comisionada para enseñar a todas las naciones, tiene la potestad de seleccionar a los maestros, juzgar su idoneidad, ordenarlos y enviarlos a la obra, y volverlos a llamar y deponerlos si son infieles. 2. La Iglesia tiene poder para establecer las normas para la ordenación del culto público. 3. Ella tiene el poder para dictar las normas de su propio gobierno, como las que cada Iglesia tiene en su Libro de la Disciplina, Constitución, o cánones, & c. 4. Ella tiene el poder para recibir a comunión y para excluir de la misma a los que son indignos. Ahora, la pregunta es, ¿dónde reside poder? ¿Pertenece, como romanistas y episcopales afirman, exclusivamente al clero? ¿Tienen potestad para determinar lo que la Iglesia ha de creer, lo que ha de profesar, lo que tiene que hacer, y a quiénes ha de recibir como miembros y a los que ha de rechazar? ¿O es que el poder reside en la Iglesia misma, es decir, en todo el cuerpo de fieles? Esto, como se verá, es una cuestión primordial, una que toca la esencia de las cosas, y determina el destino de los hombres. Si todo el poder de la Iglesia reside en el clero, el pueblo está en la práctica obligado a una obediencia pasiva en todos los asuntos de fe y conducta, por cuanto es negado entonces todo derecho al juicio privado. Si se confiere a toda la Iglesia, entonces el pueblo tiene derecho a una parte sustantiva en la decisión de todas las cuestiones relativas a la doctrina, culto, orden y disciplina. La afirmación pública de este derecho del pueblo, en el momento de la Reforma, conmovió toda Europa. 

Era una trompeta apocalíptica, es decir, una trompeta de la revelación, tuba per sepulchra sonans, llamando a las almas muertas a la vida; haciéndoles tomar conciencia acerca del poder y de la potestad; del poder de conferir el derecho; y de imponer la obligación de afirmarlo y ejercerlo. Este fue el final de la tiranía de la Iglesia en todos los países verdaderamente protestantes. Fue el final de la teoría de que el pueblo estaba obligado a la sumisión pasiva en materia de fe y conducta. Fue la libertad a los cautivos, la apertura de la prisión a los que estaban presos; la introducción al pueblo de Dios a la libertad con que Cristo los hizo libres. Ésta es la razón por la cual la libertad civil sigue a la libertad religiosa. La teoría de que todo el poder de la Iglesia reside en una jerarquía constituida por Dios engendra la teoría de que todo el poder civil reside, por derecho divino, en los reyes y nobles. Y la teoría de que el poder de la Iglesia reside en la Iglesia misma, y que todos los oficiales de la Iglesia están al servicio de la Iglesia misma, por necesidad engendra la teoría que confiere el poder civil al pueblo y que los magistrados son funcionarios civiles del pueblo. Dios ha unido ambas teorías y nadie las puede separar. Por lo tanto, por un instinto infalible, el infortunado Carlos de Inglaterra dijo que “No hay obispo, no hay rey,” con lo cual quería decir que si no hay un poder despótico en la Iglesia, tampoco puede haber poder despótico en el Estado; o que si hay libertad en la Iglesia, habrá libertad en el Estado.

 

Traducido por Jorge Ruiz

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Anhelo por Milagros y Señales – III Parte

Publicado en Iglesia

Por el Dr. Peter Masters pastor del Metropolitan Tabernacle

Anhelo por Milagros y Señales – III Parte

Las Señales De Un Apóstol


"Las señales de apóstol han sido realizadas entre vosotros con toda paciencia, con señales, prodigios y hechos poderosos" (2Cor. 12:12).


"¿Cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación, que al principio fue declarada por el Señor, nos fue confirmada por medio de los que oyeron, dando Dios testimonio juntamente con ellos con señales, maravillas, diversos hechos poderosos y dones repartidos por el Espíritu Santo según su voluntad" (Hebreos 2:2).
Notamos en este último pasaje que la Palabra de Dios ya habla de las señales usando el tiempo pasado. ¿Qué quiere decir esto? Sólo puede significar que la gente estaba siendo enseñada a entender que las señales ya estaban cesando porque habían sido diseñadas solamente para dar una autentificación inicial para los apóstoles del Nuevo Testamento y para la era del Nuevo Testamento.
Aquí en -Hebreos 2, el Nuevo Testamento mismo está comenzando a mirar hacia atrás y a decir, "¿Recuerdan las señales y maravillas las cuales autentificaron e identificaron a los apóstoles? ¿Recuerdan como destacaron el hecho de que los apóstoles hablaron de parte de Dios?"


NOTA: El movimiento carismático ha cometido una equivocación grave y elemental al asumir que las señales y maravillas fueron designadas para crear y mantener la fe. La fe no puede alimentarse de lo milagroso. Efectivamente si los verdaderos creyentes miran a los milagros, señales y maravillas, no solo debilitará la fe espiritual y genuina, sino que llegarán a ser dependientes de tales manifestaciones, de la misma manera como muchas personas en nuestra sociedad moderna llegan a ser dependientes de las drogas antidepresivas.
Dios usa su Palabra para producir la fe salvadora y no señales ni maravillas. 1Corintios 1; es otro pasaje el cual está en contra de la idea de que las señales fortalecerán la fe. Después de haber repetido que la enseñanza de la cruz es el poder de Dios, el apóstol dice: "Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado". Dios no dio a los judíos las señales que deseaban (porque no producirían la fe salvadora) ni tampoco dio a los griegos la complacencia intelectual la cual codiciaban (porque eso tampoco fomentaría la fe salvadora). Dios ha escogido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios. La predicación del Evangelio tiene más poder.

¿ES LA PALABRA DE DIOS SUFICIENTE O NO?


 

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Anhelo por Milagros y Señales – II Parte

Publicado en Iglesia

Por el Dr. Peter Masters pastor del Metropolitan Tabernacle

Anhelo por Milagros y Señales – II Parte

Alguien puede preguntar "¿Significa esto, que Dios no está sanando a los enfermos hoy en día? No, Dios a menudo sana a la gente de sus enfermedades, pero tenemos que entender que hay dos clases de enfermedades con las cuales Dios trata con los hombres. Hay sanidades milagrosas que son espectaculares e innegables las cuales tienen un propósito específico. Su propósito era el de confirmar la autenticidad del mensajero de Dios. Hay otra clase de sanidad que no tiene nada que ver con señales o el autentificar algo.

Santiago 5:14,15; describe esta otra clase de sanidad: "¿Está enfermo alguno de vosotros?"La palabra griega implica, muy, muy enfermo. "Que llame a los ancianos de la iglesia y que oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe dará salud al enfermo, y el Señor lo levantará..." No nos dice que llamemos a alguien que tenga "el don de la sanidad", sino que llamemos a los ancianos ordenados de nuestra iglesia, hombres piadosos del mismo cuerpo local de creyentes, quienes nos conocen y aman, y orarán. Entonces Dios en Su soberanía según Su voluntad, no según la nuestra, determinara cómo, cuándo y dónde y si el creyente enfermo se aliviara o no.

Noten cuidadosamente, que el pasaje no dice cómo la persona enferma se levantará. No dice cuánto tiempo tardará. No dice si necesitará medicinas, enfermeras, doctores, hospitales o convalecencia. Alguien puede preguntar si la persona es curada ¿Cómo sabemos que Dios lo hizo? Lo sabemos, porque esta sanidad es un asunto dentro de la familia de Dios.

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