Alguien puede preguntar "¿Significa esto, que Dios no está sanando a los enfermos hoy en día? No, Dios a menudo sana a la gente de sus enfermedades, pero tenemos que entender que hay dos clases de enfermedades con las cuales Dios trata con los hombres. Hay sanidades milagrosas que son espectaculares e innegables las cuales tienen un propósito específico. Su propósito era el de confirmar la autenticidad del mensajero de Dios. Hay otra clase de sanidad que no tiene nada que ver con señales o el autentificar algo.
Santiago 5:14,15; describe esta otra clase de sanidad: "¿Está enfermo alguno de vosotros?"La palabra griega implica, muy, muy enfermo. "Que llame a los ancianos de la iglesia y que oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe dará salud al enfermo, y el Señor lo levantará..." No nos dice que llamemos a alguien que tenga "el don de la sanidad", sino que llamemos a los ancianos ordenados de nuestra iglesia, hombres piadosos del mismo cuerpo local de creyentes, quienes nos conocen y aman, y orarán. Entonces Dios en Su soberanía según Su voluntad, no según la nuestra, determinara cómo, cuándo y dónde y si el creyente enfermo se aliviara o no.
Noten cuidadosamente, que el pasaje no dice cómo la persona enferma se levantará. No dice cuánto tiempo tardará. No dice si necesitará medicinas, enfermeras, doctores, hospitales o convalecencia. Alguien puede preguntar si la persona es curada ¿Cómo sabemos que Dios lo hizo? Lo sabemos, porque esta sanidad es un asunto dentro de la familia de Dios.
No es una demostración, no es una señal para el mundo y no necesita ser "innegable". Es algo dentro del pueblo de Cristo para el ánimo del pueblo de Dios. No hay nada en Santiago 5, que tenga algo que ver con las señales milagrosas. El pasaje, sin embargo nos enseña que Dios está consciente, interesado e involucrado en las enfermedades de Su pueblo. El texto nos da también Su manera de afrontar este problema. A la vez que miramos Santiago 5; con sus posibilidades misericordiosas de la sanidad como respuesta a la oración, recordemos que el resultado está en las manos de la voluntad soberana de Dios. Debemos tomar en cuenta que el Nuevo Testamento, está lleno de ejemplos de grandes hombres piadosos quienes oraron fervientemente por la sanidad física, pero no la recibieron.
Por ejemplo, el apóstol Pablo, seguramente sin controversia, él fue uno de los creyentes más grandes que hayan vivido desde el día de Pentecostés. No obstante Pablo estaba afligido constantemente por limitaciones físicas. El sufrió aquel aguijón en la carne, sin duda nos gustaría saber que era. Pero Dios no quiere que sepamos, para que podamos sustituir más fácilmente nuestra propia debilidad física, como en ese ejemplo. ¿Qué hizo Pablo? él hizo la cosa correcta.
No demandó una curación de Dios. Ni tampoco usó la señal milagrosa divina la cual él poseía como un apóstol para sanarse a sí mismo. Pablo simplemente oraba fervientemente con confianza en el Señor Jesucristo la Cabeza soberana de la iglesia, "Señor, quita este aguijón de mi carne; es doloroso no es conveniente, dificulta mi ministerio. Por favor, remueve el aguijón".
Pero no sucedió nada. ¿Qué tan frecuentemente rogaba a Dios? Oró en tres ocasiones distintas.
¿Cuál fue la respuesta divina? "Bástate mi gracia". Por lo tanto Pablo dijo: "de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo... Por eso me complazco en las debilidades....; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte".
Aquí está la paradoja de la vida cristiana y del ministerio; cuando somos débiles, cuando estamos en nuestro peor momento, cuando no tenemos nada en nosotros mismos en lo que podamos depender, entonces el Señor Jesucristo puede manifestar de una forma única que es él, quién hace la obra. "Sin mí", El dijo, "nada podéis hacer". Nuestra salud, nuestra fuerza y vigor no suministran los medios esenciales por los cuales Dios edificará Su iglesia ¡Qué golpe tan devastador es la enfermedad de Pablo al movimiento moderno de la sanidad por la fe! El movimiento reclama que nuestras debilidades físicas tienen que ver con nuestra falta de fe en la propiciación de Jesucristo, la cual ellos dicen, suministró nuestra sanidad. Entre los creyentes más grandes en la historia de la iglesia son muchos los que han estado imposibilitados, inválidos, desesperados, y ciegos, quienes nunca fueron sanados.
Tenemos una señorita en los Estados Unidos, quien está paralizada del cuello hacia abajo. Su nombre es Joni, por una temporada breve, como usted puede leer en su notable libro, ella fue guiada a creer que por medio de la fe, podría ser sanada instantáneamente. Este fue uno de los períodos más trágicos en su vida, y después de un estudio cuidadoso de la Escritura descubrió que la idea era una decepción total.
A la luz de Hechos 19; podemos decir que el apóstol Pablo fue un experto en la sanidad sobrenatural. En base a esto muchos sanadores carismáticos en los E.U.A., piden en sus programas de radio que las gentes les manden porciones de prendas, preferentemente con algo de dinero. Se orará sobre la prenda y se la enviarán a usted (sin el dinero por supuesto) y su sanidad estará garantizada, pero con esta condición; su sanidad será realizada en proporción a su fe.
En otras palabras no es la responsabilidad del sanador si algo ocurre o no, y usted no recobrará su dinero, si por fin no hay ninguna curación. ¡Qué parodia del Nuevo Testamento! ¡Qué perversión del único ministerio apostólico de las señales milagrosas.
¿CUALES SON LAS OBRAS MÁS GRANDES?
¿Qué podemos pensar de la tendencia moderna de demandar y reclamar haber experimentado las señales milagrosas de sanidad? Tales reclamos demuestran un entendimiento incorrecto completo del pasaje clave en este asunto, Juan 14:12. La noche anterior a su muerte, en el aposento alto, Judas Iscariote habiendo salido de entre los once verdaderos discípulos, el Señor Jesucristo dijo estas palabras profundas: "De cierto, de cierto os digo que el que cree en mí, él también hará las obras que yo hago".
Los once en verdad hicieron las señales milagrosas como Cristo las había hecho, aún el resucitar a los muertos. Pero debemos fijarnos en la segunda frase de la promesa, la cual ellos experimentaron, porque en esta frase la que tiene que ver particularmente con nosotros. "Y mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre".
Piensen ¡qué tan grandes fueron las obras de nuestro Señor! Sus milagros fueron innegables y espectaculares. El convirtió el agua en vino, la realización instantánea de un milagro de creación que produjo un producto bioquímico muy complejo que tenia la apariencia de tiempo (añejamiento). El convirtió los panes y los peces en miles de ellos, con una apariencia de tiempo, la cual ninguno de ellos tenia.
Piensen en las curaciones espectaculares de los leprosos, inválidos y ciegos desesperados.
Recuerden que cada una de estas señales milagrosas tuvo un defecto intencional diseñado por Dios.
El agua que fue convertida
en vino, resolvió el problema de la boda pero aparentemente fue la última vez que tal cosa ocurrió. Otras bodas en Galilea que pudieron tener un problema similar, no recibieron la misma clase de ayuda. En otras palabras, Jesús no resolvió permanentemente esa clase de problemas en Galilea y él no tuvo la intención de hacerlo.
Los Defectos Deliberados.
En una ocasión nuestro Señor alimentó a cinco mil hombres y en otra a cuatro mil. Pero el haberlo hecho, Cristo no tuvo la intención de resolver la escasez de aumentos en Galilea, ese no era Su propósito. Jesús sanó a miles de personas, pero debemos recordar toda la verdad acerca de las personas que él sanó. Cada uno de ellos por fin murió de todas formas. En otras palabras, él no resolvió permanentemente el problema de su envejecimiento y deterioración física. El no tuvo la intención de hacerlo.
Yo a menudo he pensado acerca del pobre Lázaro, quien fue verdaderamente resucitado de los muertos por el Señor. Pero cuando él regresó de la muerte, sabía que tendría que morir otra vez. El fue restaurado a la vida con un cuerpo mortal y pecaminoso como el que tenía cuando murió. Pero al haberlo resucitado a la vida mortal, Cristo no tuvo la intención de resolver permanentemente su problema de la muerte.
Cuando pensamos en estas cosas, comenzamos a ver lo que nuestro Señor estaba implicando cuando dijo "Y mayores que éstas hará". La "obra mayor" que Jesús vino a hacer por sí mismo. Por medio de Su sangre preciosa y Su resurrección de los muertos, fue que él hizo posible para Sus discípulos que la hicieran. La obra mayor es la de llevar la revelación de Dios, el Evangelio verdadero de Jesucristo, a todos los términos de la tierra.
Miles de personas en aquella iglesia primitiva, y miles de personas cada año desde entonces, han escuchado el mensaje del Evangelio y por el Espíritu de Dios han creído el mensaje. Entonces un milagro ha sido realizado dentro de sus corazones pecaminosos que antes estaban muertos espiritualmente y obscurecidos, han llegado a estar vivos para siempre, un milagro el cual no tiene que repetirse; un milagro el cual es la solución permanente para cada uno de sus problemas.
Cuando el Espíritu Santo comenzó Su morada eterna dentro del alma, ellos llegaron a ser una parte permanente del cuerpo de Cristo, perdonados eternamente.
¿Podemos negar que esta es una obra mucho más grande que las curaciones físicas, temporales y superficiales o más grande que las señales milagrosas (aunque eran grandísimas físicamente) las cuales fueron designadas por Dios para ser una solución incompleta e inadecuada a los problemas reales y profundos de los hombres?.
Nosotros vemos que el plan de Dios para hoy tiene un propósito doble:
(1) Por medio de la "obra más grande", El está tratando con la catástrofe espiritual del hombre. El está usando la predicación fiel de la palabra de Dios en las iglesias locales. Dios trabaja por medio de los ganadores de almas y los testigos fíeles. Esta gran misión es mucho más importante que cualquier reclamo que podamos escuchar acerca de las señales milagrosas físicas. Tales señales milagrosas en este siglo serian un retroceso, un movimiento hacia atrás en comparación con las cosas más grandes que ahora están sucediendo entre el pueblo de Dios.
(2) El segundo propósito de Dios es el de prepararnos para la etapa final de Su obra redentora. Finalmente, él va a tratar con nuestros cuerpos también, Pablo nos recuerda el propósito de Dios respecto a nuestros cuerpos cuando dice, "sino también nosotros, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos, aguardando la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo". (Rom.8:23).
Finalmente Dios confirmará nuestra regeneración espiritual con un cuerpo físico glorificado cuando él nos resucite de los muertos, y lleguemos a ser perfectos, cuando le veamos tal y como él es.
Entonces toda lágrima será secada de nuestros ojos, todo sufrimiento y dolor cesará, todo pecado será quitado, y seremos perfectos delante de él para siempre, como Sus siervos, sin ninguna de las limitaciones que experimentamos ahora.
Dios está preparándonos para esto, no dándonos señales de sanidad instantáneas, y espectaculares para aliviar la presión, el sufrimiento, la molestia y la incomodidad. Hoy en día él está preparándonos, por Su gracia, para ser los que atraigan la atención a Cristo, y no a nosotros mismos, no a nuestros reclamos, nuestras experiencias, nuestra sanidad o cualquier otra cosa.
Señalando A Cristo.
Queremos exhortar a nosotros mismos y a nuestros conocidos "carismáticos" a poner el enfoque sobre Cristo y no sobre nosotros. La tragedia principal del movimiento carismático es el tremendo énfasis sobre "Sí" y "Mí" propia experiencia en vez de Jesucristo, Su palabra, Su gran comisión, Sus promesas, Su plan, Su cronología, Sus prioridades.
Lo que las iglesias de hoy necesitan urgentemente no es alguna nueva fórmula para el exorcismo, o algún nuevo líder de sanidad por fe. No necesitamos algún nuevo estilo de hablar en lenguas, o algún ministerio raro de serpientes o venenos.
Las iglesias locales de Cristo necesitan una dedicación renovada para la revelación infalible, completa, suficiente de Dios escrita en la Santa Escritura y una dedicación renovada para la Palabra predicada en el poder del Espíritu Santo por amor a los hombres perdidos.
LOS DONES DE HOY NO SON ÚNICOS
Los "Dones" de hoy no tienen ninguna cualidad auténtica siendo totalmente diferentes de los dones originales, no tienen ningún poder para confirmar que Dios está con Su pueblo. Los apóstoles y sus ayudantes tuvieron dones que nadie podía imitar o igualar, mientras que las lenguas habladas y las sanidades realizadas por los carismáticos hoy en día no son diferentes a aquellas que se manifiestan en las religiones y sectas no cristianas. Cualquiera de las religiones falsas puede hacer precisamente las mismas cosas.
La clase de sanidad que vemos hoy en día en los círculos evangélicos Pentecostales no es más efectiva que los ministerios de sanidad llevados a cabo por los de la Ciencia Cristiana y por muchas otras organizaciones no evangélicas. La sanidad realizada por ellos no es de la clase infalible y únicamente auténtica como la del Nuevo Testamento. El hablar en lenguas que ocurre dentro de los grupos evangélicos hoy en día es idéntico al hablar en lenguas que ocurre (a una extensión muy considerable) alrededor del mundo en círculos no cristianos. Pero los carismáticos no tienen ninguna idea de este hecho.
Las Lenguas Y Las Sectas.
El hablar en lenguas como lo conocemos en los tiempos actuales es practicado regularmente entre los Budistas, Hindús, Mormones, Musulmanes, Sintoístas. Espiritistas y seguidores del Vudú. En la historia reciente Jansenistas, muchos Cuáqueros, Los Irvingistas y los Shakeres Americanos, todos hablan fluidamente en lenguas no identificadas, del mismo modo que muchos evangélicos lo hacen hoy en día.
En años recientes muchos de los liberales que niegan la B
iblia han adoptado el hablar en lenguas así como lo han hecho muchos Católicos Romanos y varios grupos extremistas.
Un erudito, al escribir para un prestigiado Instituto Sociológico Americano, encontró que el hablar en lenguas "desconocidas" fue practicado tanto por los esquimales en la Bahía Hudson como por la sacerdotisa de la selva en el norte de Borneo. Así es que no hay nada ni único, ni auténtico en la clase de lenguas extáticas habladas dentro de los evangélicos de hoy. Casi cualquier secta puede hacerlo.
De hecho, varias autoridades médicas nos dicen que el hablar en lenguas es ocasionalmente manifestado en conexión con ciertas condiciones de la salud mental, tal como la disociación, la histeria, la epilepsia, y la esquizofrenia. El hablar en lenguas también ha ocurrido bajo la influencia del LSD. Obviamente ninguna droga puede falsificar un don espiritual verdadero.
Un escritor en esta materia atrae la atención a un reporte de Jung, en el cual el describe a una médium espiritualista quien hablaba en lenguas "fluidamente, rápidamente y con encanto.
Ella hablaba con una naturalidad desconcertante, y cuando había terminado, su cara se transformaba en una expresión increíble de bendición extática".
Hace casi diez años que los periódicos hicieron un reportaje de una escuela en el norte de Inglaterra donde los estudiantes habían estado entretenidos por medio de hipnotizarse los unos a los otros. Al ser amenazados por el Director con expulsarlos de la escuela si alguien más era hallado en un trance hipnótico, ellos pusieron su atención en otros fenómenos misteriosos. Ellos trataron de hablar en lenguas. Ninguno de ellos era cristiano, pero sin embargo lograron hablar en lenguas con mucho éxito e hicieron algunas demostraciones para la prensa.
No Extáticos Pero Reales.
Así que entre las sectas, varios herejes, las religiones paganas de tribus remotas, ciertos trastornos de salud, los estudiantes antes mencionados y los grupos carismáticos no hay nada únicamente auténtico respecto al hablar en lenguas. Las lenguas del tiempo del Nuevo Testamento, nunca podrán ser duplicadas por estas personas, porque no eran lenguajes extáticos, sino reales.
Cuando también consideramos que el hablar en lenguas es también defendido como una evidencia verdadera del bautismo del Espíritu, esta es una clase de evidencia muy pobre porque puede ser falsificada o duplicada por personas que están muy lejos de una experiencia del Espíritu de Dios. Por lo tanto, los "dones" de hoy son completamente diferentes de los que fueron Vistos en el Nuevo Testamento, y porque no pertenecen exclusivamente a los evangélicos no pueden tener ninguna cualidad auténtica.
El Hablar En Lenguas Entre Los Mormones,
Los artículos de fe de los Mormones incluyen lo siguiente: "Creemos en la misma organización que existió en la iglesia primitiva; eso es apóstoles, profetas, pastores, maestros, evangelistas, etc. Creemos en el don de lenguas, la profecía, de visiones, de sanidades, e interpretación de lenguas".
Muchos maestros carismáticos de hoy están cometiendo precisamente los mismos errores en su manera de ver los oficios apostólicos y proféticos. Muchas iglesias carismáticas en los tiempos actuales se jactan de sus "profetas" y sus "apóstoles". Los apóstoles fueron únicos al período del Nuevo Testamento por cuatro razones:
(1) La iglesia está edificada sobre ellos como un fundamento el cual ha sido puesto y terminado "Edificado sobre el fundamento de los apóstoles y profetas" (Vea Efesios2:10-20).
(2) Todos los apóstoles verdaderos habían visto a Cristo después de su resurrección (Vea 1Cor.9:1; 15:7-8).
(3) Todos los apóstoles verdaderos recibieron su comisión directamente de Cristo, como la Cabeza Divina de la Iglesia.
(4) Todos los apóstoles verdaderos hicieron milagros para demostrar que Dios les había enviado. Aquellos milagros fueron:
a) espectaculares,
b) vistos por muchos,
c) más allá de toda imitación.
Una vez que la Palabra de Dios fue terminada, toda profecía terminó, porque nada pudo jamás ser añadido a la Palabra de Dios por medio de revelación. Es interesante leer que José Smith, el fundador del Mormonismo, enseñó a los Mormones a hablar en lenguas con instrucciones casi idénticas a las que son dadas en los círculos carismáticos hoy en día: "Que se pongan de pie, continúen haciendo sonidos de alguna clase, y el Señor hará de él alguna lengua e idioma."
El Propósito De Los Dones Ha Cambiado.
Los dones han cambiado y ya no son únicos y por lo tanto ya no autentifican a la iglesia Cristiana. Por eso no es sorprendente que una nueva manera de pensar ha evolucionado para explicar el propósito de los "dones" actuales.
Los libros carismáticos dan razones completamente diferentes para explicar la existencia de los "dones" que las razones dadas en el Nuevo Testamento. Ellos enseñan por ejemplo, que el propósito del don de lenguas es a veces para traer un mensaje a la asamblea de creyentes, y a veces para alabar a Dios. También dicen que el don es para la devoción privada una experiencia espiritual y especial dada a los creyentes para fortalecer su fe y acercarles a Dios.
Ellos dicen que las sanidades milagrosas son dadas en parte porque no es la voluntad de Dios que suframos enfermedades, en parte para que los incrédulos crean más fácilmente.
Muchos escritores carismáticos hacen la pregunta "¿Por qué la gente no es convertida en una escala masiva?" y ellos contestan, "Porque no estamos haciendo señales y maravillas y por lo tanto la gente lo encuentra muy difícil de creer. Con las señales y maravillas seria convencida instantáneamente".
Todas estas ideas, aunque parecen razonables y plausibles, van en contra de la enseñanza del Nuevo Testamento. Tratando con las lenguas primero, 1ª de Corintios, nos dice que su principal propósito fue el de ser una señal milagrosa (a los judíos en particular) del hecho de que Dios estaba reprendiéndolos y abriendo la puerta del Evangelio a los gentiles. El apóstol Pablo enseña esto en 1Cor. 14:21-22, y el cita a Isaías 28:11-12, para demostrar que el Antiguo Testamento predijo que los judíos serian reprendidos en esta manera.
Los dones fueron también una señal del hecho de que: Dios había comenzado a dar nuevamente revelaciones (El Nuevo Testamento), el Mesías había llegado, y el Espíritu Santo había tomado posesión de la iglesia de Cristo. Todos estos propósitos son declarados en las Escrituras. (Los textos* son citados más adelante).
Los dones de sanidad también tenían un propósito especial para dar autenticidad personal a los apóstoles como verdaderos mensajeros de Dios y autores de las Escrituras inspiradas.
Cuando la gente hablaba en lenguas no había ninguna duda de que el Espíritu Santo estaba inspirando las palabras, y de que era una forma milagrosa de profecía. El don combinó el impacto de una señal milagrosa con un mensaje definido, pero es obvio que el mensaje recibido mediante
las lenguas nunca fue "nuevo" como las Escrituras inspiradas. Los extranjeros presentes estuvieron siempre asombrados y si no había extranjeros presentes, entonces el Espíritu Santo siempre capacitaba a alguien para interpretar.
La Confusión Entre Los Carismáticos.
Habiéndose alejado mucho de la enseñanza Bíblica, y habiendo convertido el hablar en lenguas principalmente en una experiencia personal, los maestros carismáticos han caído en una gran confusión respecto a lo que realmente es el hablar en lenguas. Algunos de los principales escritores en el movimiento se contradicen unos a otros en una manera asombrosa.
Algunos dicen que al hablar en lenguas Dios está comunicándose sobrenaturalmente con el espíritu del que habla en lenguas, aunque él no entiende personalmente lo que está hablando (a menos que un intérprete esté disponible, lo cual nunca es el caso cuando la persona habla en lenguas en privado).
Otros dicen que es una actividad por la cual la persona que habla en lenguas se comunica directamente con Dios (otra vez, aunque él no sabe lo que está diciendo). En una reunión pública, la interpretación será la respuesta por parte de Dios. Otros escritores carismáticos toman una posición neutral y dicen, "no sabemos, puede ser que Dios le hable a uno, o puede ser que uno le hable a Dios".
Un destacado escritor carismático dice que: "el hijo de Dios tiene el privilegio de tener una plática con Dios y ningún hombre entiende esta conversación secreta porque se lleva a cabo en un idioma divino. No es entendido por la persona ni por el diablo".
Naturalmente, si no sabemos el sentido de nuestras palabras es difícil saber quien está hablando a quién, y mucho menos de que se está hablando. Algunos de los principales escritores carismáticos tienen ideas completamente opuestas de lo que el hablar en lenguas significa. Pero en los tiempos del Nuevo Testamento no habla ninguna duda respecto al sentido de los idiomas extranjeros genuinos, respecto a lo que fue dicho y por qué fueron dados por Dios. En cada ejemplo de hablar en lenguas Dios estaba hablando a los hombres.
En aquel entonces fue un idioma real. Ahora es algo incomprensible y extraño. En aquel entonces esparcía entendimiento. Ahora nadie sabe lo que significa a menos que una interpretación sea dada. En aquel tiempo fue una señal. Ahora causa problemas y confunde a la gente y ciertamente no tiene ningún efecto sólido para autentificar al Evangelio. ¿Y qué podemos decir acerca de los argumentos carismáticos de que las señales y maravillas deberían continuar hoy en día para impresionar a los incrédulos y traerlos a la fe en Cristo?. La primera respuesta es que las señales y maravillas actuales no tienen lo suficiente para lograrlo, como ya hemos visto.
No existe ninguna comparación entre ellas y las señales y sanidades del Nuevo Testamento.
La segunda respuesta es que Dios dio aquellas maravillas para verificar la enseñanza nueva y autentificar a los apóstoles como Sus mensajeros genuinos. Hechos 5:12, nos dice: "Por las manos de los apóstoles se hacían muchos milagros y prodigios entre el pueblo". Notamos que fue por las manos de los apóstoles.
La intención de las señales y maravillas nunca fue la de servir como una ayuda general para la fe. Aún en aquellos días, podemos probar que no fueron efectivas para producir la fe salvadora. A menudo los milagros asustaron a la gente impía (como en Hechos 5:12-13, en donde vemos que mientras muchos eras salvos, muchos otros se atemorizaron).
Las señales ciertamente probaron que el mensaje nuevo venía de Dios y ayudaron también a atraer grandes multitudes pero las señales no tenían el poder para fomentar la fe espiritual. A veces las señales y maravillas en realidad dificultaban la obra misionera, porque estimulaban una clase de "fe supersticiosa" en las multitudes (como vemos en Hechos 14:11-12).
Aquí están algunos de los textos que muestran que las sanidades milagrosas eran exclusivas del grupo apostólico y que su propósito como señales era el de autentificar a ellos como los verdaderos mensajeros de Dios:
"Por las manos de los apóstoles se hacían muchos milagros y prodigios entre el pueblo". (Hechos 5:12).
"Cuando Simón vio que por medio de la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero" (Hechos 8:18).
"Con todo eso, ellos continuaron mucho tiempo hablando con valentía, confiados en el Señor, quien daba testimonio a la palabra de su gracia concediendo que se hiciesen señales y prodigios por medio de las manos de ellos" (Hechos 14:3).
"Pero con bastante atrevimiento os he escrito para haceros recordar ciertos asuntos. Esto hago a causa de la gracia que me ha sido dada por Dios para ser ministro de Cristo Jesús a los gentiles, ejerciendo el servicio sagrado del evangelio de Dios... Para la obediencia de los gentiles, por palabra y obra, con poder de señales y prodigios, con el poder del Espíritu de Dios; de modo que desde Jerusalén hasta los alrededores del Ilírico lo he llenado todo con el evangelio de Cristo" (Rom. 15:15-19).
Publicado el 10. feb, 2010 por admin en Doctrina, Vida Cristiana