Es nuestra tarea analizar a la luz de la Palabra de Dios una de las tragedias más grandes de la historia de la verdadera iglesia de nuestro Señor Jesucristo, lo cual no es una tarea completamente agradable, ni sencilla.
Creo que el fenómeno carismático que presenciamos hoy, se puede explicar en virtud del escepticismo general y el rechazo de la Verdad. Se niega a Dios, a Sus Atributos, y a Sus obras debido al pensamiento racionalista, evolutivo, materialista y ateo.
En el mundo, las iglesias están bajo tremenda presión para demostrar a una sociedad incrédula, de alguna manera que Dios está vivo, que él tiene poder y sabiduría, y que hizo todos los grandes milagros y las señales que se han escrito en su Palabra.
Este es el marco de referencia, el ambiente que ha originado el peligro desesperado que enfrentamos en la actualidad. Este peligro consiste principalmente en el deseo de obligar a Dios a que nos de (o que invente dentro de nosotros) algunas demostraciones de Su poder que serán convincentes tanto para otros como para nosotros (demostraciones las cuales probarán que Dios, es el mismo Dios de las Sagradas Escrituras).
Permítanme citar varios ejemplos de la Biblia misma, de las ocasiones cuando el pueblo de Dios sentía el mismo deseo de una vindicación pública de Dios. Tal deseo fue algo legítimo y noble, pero jamás fue realizado por Dios. Se hacían oraciones y lloraban con desesperación para que se manifestaran las señales milagrosas visibles, pero nunca sucedieron.
En Isaías 64, se encuentra el primer ejemplo. Es probable que Isaías haya sido el más grande de los profetas escritores del Antiguo Testamento y un hombre que luchaba contra el escepticismo del Rey Acaz y contra toda manifestación del ocultismo y toda adoración falsa (como se describe en el capítulo 8 de su libro).
Una Oración Sin Respuesta.
En su corazón, deseaba con ansias, alguna vindicación visible, genuina y espectacular del único, verdadero Dios vivo de Israel. Léase con mucho cuidado su oración: "¡Oh, si desgarraras los cielos y descendieras! Ante tu presencia temblarían los montes, como cuando el matorral es abrasado por el fuego o como cuando el fuego hace hervir el agua; para dar a conocer tu nombre a tus adversarios, de modo que las naciones se estremezcan ante tu presencia".
¿Era esta una oración legítima? ¡Claro que sí! Quería que Su Dios fuera vindicado ante un mundo y una nación apóstata, escéptica, incrédula e insensible. Además, Isaías tuvo un antecedente para citar, ya que Dios había hecho algo semejante 700 años antes. Entonces, Isaías suplicó "Descendiste, haciendo cosas temibles que no esperábamos; ante tu presencia temblaron los montes".
En Éxodo, y en el Sinaí, Dios había vindicado públicamente a su siervo Moisés delante de los ojos de toda la nación de Israel y de Egipto y de todas las naciones del mundo. Había una combinación absolutamente espectacular de las señales milagrosas, hasta el punto, que cuando el Monte Sinaí tembló por el poder de Dios, y salió mucho humo como si fuera un horno, y cuando se oyó una gran voz, la nación gritó aterrorizada.
Pero la oración de Isaías pidiendo una nueva demostración del poder de Dios nunca fue contestada. Con la excepción del retroceso de la sombra del reloj de sol (durante el reinado de Ezequias), Isaías nunca vio este tipo de demostración pública y espectacular.
La Manera De Dios No La Nuestra.
El Señor sabe lo que está haciendo, cuándo lo va a hacer, y cómo lo va a realizar. La vindicación visible de Dios nunca concuerda con nuestros deseos humanos, sugerencias o esquemas. Es completamente divina y soberana.
En Hechos 1:6; leemos como los discípulos confrontaron al Señor con esta pregunta urgente, "—Señor, ¿restituirás el reino a Israel en este tiempo?". La respuesta de nuestro Señor resuena todavía hasta ahora, "El les respondió -A vosotros no os toca saber ni los tiempos ni las ocasiones que el Padre dispuso por su propia autoridad".
Su tarea era simplemente la de obedecer las instrucciones inmediatas de la gran comisión, pero tuvieron que dejar la cronología, el plan, el programa, la introducción del reino y la vindicación pública de Dios, a El mismo.
Hoy en día tenemos una situación que es muy semejante a la exclamación desesperada de Isaías, de Juan el Bautista y de los discípulos, la cual es esta — "Señor, – Por favor haz algo ahora! Mira el estado de las iglesias; mira el decaimiento y la humillación de tu pueblo de hoy en contraste con las grandes evidencias de bendiciones de los siglos pasados. Haz algo, Señor, para vindicar a tus Siervos."
Cada secta principal, y toda forma falsa de cristianismo ofrecen señales milagrosas a sus seguidores con el fin de vindicar su testimonio en un mundo incrédulo. El crecimiento rápido de las sectas se debe a lo siguiente: tienen una garantía de que la gente podrá ver, sentir y experimentar las visibles vindicaciones públicas y espectaculares de Dios.
Así pues, se ejerce una gran presión la cual es irresistible sobre el pueblo de Dios para desear alguna vindicación espectacular. Muchos miran la Biblia y dicen, "¿Pero, no es cierto que la Biblia está llena de señales milagrosas? ¿Por qué en aquellos años la gente podía experimentar y ejecutar milagros, pero nosotros no?" Pero la Biblia no está "llena" de señales milagrosas en el sentido de que hayan sido continuas. Nunca debemos olvidarnos que a través de un análisis cauteloso de la Biblia, podemos ver que los milagros no sucedieron cada semana con cada persona. De hecho fueron categorizados entre los eventos menos frecuentes en la historia del mundo. Cualquier persona que toma el tiempo para estudiar cuidadosamente la historia de la Biblia descubrirá que desde la hora de la creación del mundo hasta el Diluvio unos 1,700 años después, solo hubo una señal milagrosa registrada, la cual fue el traslado de Enoc a la presencia de Dios sin morir.
Por supuesto, durante la última fase de ese periodo, se encuentra el proyecto de la construcción del Arca, pero desde una observación simple, esto tampoco fue una señal milagrosa.
Desde el Diluvio hasta la época de los Patriarcas, también hubo solamente una señal milagrosa, el juicio de la Torre de Babel. Y desde los patriarcas hasta Moisés, eran menos frecuentes las señales milagrosas.
Siglos Sin Milagros.
Después, durante 400 años de esclavitud en Egipto, no recibieron ni una sola palabra de los cielos, ni una señal milagrosa. Pero de repente vino el gran comienzo de señales milagrosas durante los tiempos de Moisés y de Josué. Desde el principio hasta el final de la crisis del Éxodo y la conquista, hubo muchas, volviéndose más intermitentes, durante la época de los Jueces.
Después, las señales milagrosas de nuevo sucedieron con poca frecuencia, y no hubo ninguna durante el tiempo de Salomón. Durante el período de la monarquía dividida desde Salomón hasta Nehemías, las señales ocurrieron tan pocas veces hasta llegar a ser casi inexistentes. Algunos d
e los hombres más devotos durante aquel período de la historia, como Esdras, Nehemías y Zorobabel, jamás presenciaron alguna señal milagrosa.
Cuando el Antiguo Testamento fue terminado, pasaron otros 400 años (hasta el tiempo de Juan el Bautista) que se conoce tradicionalmente como "El período del silencio de Dios". Pasaron muchos hechos interesantes, pero no hubo ninguna señal milagrosa, ni se oyó voz alguna desde los cielos. Lo más asombroso es el hecho de que cuando estudiamos a Juan el Bautista, aunque fue el mayor profeta que haya vivido, encontramos que la Biblia insiste en que Juan jamás hizo una señal milagrosa durante toda su vida (Juan 10:41). Si esto es una reflexión asombrosa, ¿Qué vamos a pensar del mismo Señor Jesús? Era el mayor autor de milagros y el Hijo del Dios viviente, sin embargo, él no hizo ningún milagro durante los primeros 30 años de su vida.
Evangelios Apócrifos.
Algunos de los primeros cristianos quedaron tan escandalizados y ofendidos por la afirmación en Juan 2:11; la cual nos informa, que la conversión del agua en vino fue el primer milagro que Jesús hizo, que aceptaron como insensatez los Evangelios apócrifos que están llenos de detalles ficticios sobre los milagros que Jesús realizó cuando era un niño o adolescente. Sintieron una necesidad de llenar este espacio y aliviar la vergüenza intensa porque el Hijo de Dios no hizo ningún milagro durante 30 años. ¿Por qué no hizo el Señor Jesús ningún milagro durante tantos años?. Quisiera sugerir que las señales milagrosas aumentaron su valor en proporción exacta con su rareza. Si hubieran sucedido de una manera constante y en respuesta a las peticiones o necesidades de cada quien, pronto se habrían convertido en algo común y corriente, perdiendo su valor dinámico y revelador.
De una manera prudente, Dios limitó sus señales, y por consiguiente, los hombres no podían predecir cuándo, cómo o dónde Dios iba a realizar tales hechos. Quisiera añadir también que nuestro Dios, por muchas razones obvias, muy prudentemente eliminó toda la competencia respecto a los milagros que hizo Su Amado Hijo. Aún su propio predecesor, Juan el Bautista, no hizo ningún milagro que enfocara la atención sobre los reclamos del Señor Jesús ante la nación de Israel. Una y otra vez, el Antiguo Testamento había mencionado que, cuando viniera el Mesías, todos sabrían quien era por medio de sus señales milagrosas.
LOS MILAGROS TENÍAN UN PROPOSITO DEFINIDO
A través del Nuevo Testamento podemos ver la razón precisa, por qué nuestro Señor Jesucristo realizó sus señales milagrosas. El no realizó señales milagrosas espectaculares simplemente para demostrar a Israel que había un Dios vivo en el cielo, quién podía realizar milagros. Ellos ya sabían eso. Ellos habían tenido Sus Escrituras por cientos de años y ya sabían acerca del carácter y el poder de Dios. Ese no fue el motivo. Ni tampoco Jesús hizo las señales milagrosas para ayudar a la gente enferma a que se sintiera mejor o a que la gente lisiada simplemente llegara a ser sana.
El Apóstol Juan nos dice en su Evangelio por qué hizo nuestro Señor Sus milagros. "Para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios" Juan 20:31. En Hechos 2:22; los apóstoles explican que se demostró que Jesucristo era el Mesías enviado de Dios por medio de las señales milagrosas que El hizo.
El Señor Jesús destruyó completamente todos los cargos en su contra de que él era un falso profeta, por dos cosas: Primero, hablaba según las Escrituras en completa armonía con la revelación, y Segundo, El hizo profecías de las señales milagrosas que El mismo cumplió. Podemos ver el propósito que el Señor tenía en Sus milagros, en la sanidad del paralítico en Mateo 9:2-6. Al principio del incidente, un paralítico, un lisiado desesperado es traído a Jesús por sus amigos. Jesús viendo la fe de ellos dijo al paralítico, "ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados"
Los enemigos de Jesús inmediatamente vieron esto como blasfemia. ¿Cómo podría un hombre finito y pecaminoso perdonar los pecados de otro ser humano? Por supuesto, si Jesús era en realidad finito y pecaminoso, entonces la opinión de ellos habría sido correcta. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos dijo, "Por qué pensáis mal en vuestros corazones? Porque ¿qué es más fácil, decir: los pecados te son perdonados, o decir levántate y anda?". Si Jesús no hubiera sido verdaderamente el Hijo de Dios, la peor cosa posible que pudo haber hecho en la presencia de una audiencia hostil, sería mirar al lisiado desesperado y decir, "levántate y anda." Pero Cristo hizo precisamente esto diciendo, "Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados: Levántate, toma tu cama, vete a tu casa".
Cuando la multitud vio esto, se maravillaron y glorificaron a Dios. La señal milagrosa de la sanidad perfecta e instantánea del paralítico convenció a la multitud de que lo que Jesús había dicho en relación a sus pecados era verdad, el paralítico había sido perdonado. La señal milagrosa confirmó Su poder y autoridad para hacer la cosa más grande, esto es, perdonar el pecado. Así la señal milagrosa logró su propósito; no era demostración de que Dios existe, ni el hecho de ayudar a un pobre, lisiado; sino la señal milagrosa principalmente llamó la atención a la autoridad única de Cristo en la tierra para perdonar los pecados. Debemos comprender este principio esencial, el mensaje que va con la señal milagrosa jamás ocurriría sin un propósito o mensaje atado a ella, sería un desastre total.
Las Señales Acompañan La Revelación.
Está registrado en Hechos 14, que cuando Pablo y Bernabé llegaron al pueblo de Listra, encontraron fuera de la ciudad a un hombre imposibilitado de los pies y determinaron en el Nombre de Cristo Jesús sanarle.
Pero antes de que ellos tuvieran una oportunidad para explicar quienes eran y Quién era su Dios, toda la ciudad estaba emocionada y corrieron (bajo el liderazgo de los sacerdotes paganos) y comenzaron a ofrecer sacrificios a estos dos hombres. La gente los consideraba como dioses, y nombraron a uno Júpiter y a otro Mercurio. ¿Estaban Pablo y Bernabé complacidos de ser honrados en esta manera? No, ellos rasgaron sus ropas y gritaron con alarma. El problema aquí fue: La señal milagrosa no estuvo instantáneamente acompañada por el mensaje y como resultado fue un desastre.
Esto es precisamente lo que está pasando hoy en día. Hay cientos de miles que profesan ser creyentes que quieren las señales milagrosas para vindicar a Dios y a Ellos mismos ante un mundo incrédulo. Pero si no hay ninguna revelación sobrenatural con las señales, llegan a ser un desastre. Un milagro en sí mismo es peor que nada, a menos que Dios explique en Su autoridad, quien es el mensajero y cuál es el propósito verdadero.
Como Probar Un Milagro.
Muchos del pueblo de Dios que tienen un deseo de honrarle, están inclinados a creer que Dios está hablando nuevamente en formas especiales y haciendo señales milagrosas por medio de ciertos hombres quienes están atrayendo mucha atención. ¿Cómo podemos determinar si estos hombres realmente están recibiendo información directamente de Dios por otros medios que no sean el estudio sistemático, cuidadoso de la Escritura? ¿Cómo podemos saber si sus así
llamadas señales milagrosas, son en realidad de Dios o de algún otro origen?
Tenemos en las Escrituras directivas que son muy accesibles, disponibles, simples y las cuales son muy apropiadas para que todo el pueblo de Dios las use. Usando estas directivas bíblicas podemos obedecer Juan 4:1; "Amados no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios".
¿Cuáles son estas directivas? ¿Cómo podemos probar los milagros de la sanidad física de los cuales cada secta principal incluyendo el Catolicismo Romano, son especialistas? ¿Cómo podemos determinar si estas, así llamadas sanidades están en el mismo nivel y son igualmente genuinas a los milagros de sanidad, los cuales encontramos en el Nuevo Testamento?
Permítame ofrecer tres directivas de las Escrituras. Es por medio de estas "normas" que tenemos que juzgar los reclamos de las señales milagrosas de hoy:
OBVIO Y ESPECTACULAR
(1) Los milagros de sanidad de nuestro Señor Jesucristo fueron fantásticamente abundantes en número. (2) El ministerio de sanidad de nuestro Señor Jesucristo incluyó las sanidades espectaculares. Eran curaciones de enfermedades orgánicas, las cuales eran plenamente obvias. Hoy en día, desde luego, tenemos muchos reclamos de personas que han sido sanadas de dolores y molestias internas, pero en la mayoría de los casos es muy fácil para la persona normal estar segura de sí una curación ha ocurrido o no.
Nuestro Señor era un especialista en la clase de curación milagrosa que era genuina y espectacular. Por ejemplo en el jardín de Getsemaní, la única contribución del apóstol Pedro a la crisis del momento fue la de quitar la oreja del sirviente del Sumo Sacerdote. El Señor Jesucristo recogió la oreja cortada y la puso en su lugar y sano completamente la herida. ¿Pueden los obradores de milagros en los tiempos actuales lograr la clase de sanidad que Cristo realizó? ¡Por supuesto que no!
Jesús tuvo la habilidad de sanar a un hombre ciego de nacimiento, "desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a alguno que nació ciego". ¿Qué pasaría si alguien llevara el cuerpo de un ser querido, quien hubiera muerto recientemente a un sanador carismático y le pidiera que hiciera lo que Jesús hizo por Lázaro? Podemos estar seguros de que ningún sanador tomaría tal caso y así poner en peligro su reputación al intentar hacer lo que él sabe, es absolutamente imposible.
La excusa la cual los "sanadores" inventan hoy en día por haber fallado, es que la gente no tiene fe. Pero en el Nuevo Testamento la fe no tuvo nada que ver con estas sanidades espectaculares. Nueve de los diez leprosos que Jesús sanó, aparentemente no tenían fe.
Solamente uno fue un creyente quien regresó para agradecer a su Señor. Parece obvio que Lázaro no necesitó fe para ser resucitado de los muertos. Así es que podemos estar seguros de que la queja de que hay poca fe en el "cliente" es simplemente una excusa moderna, o una coartada por el hecho de que estas señales milagrosas de la Escritura no están volviendo a ocurrir hoy en día, (3) La directiva más importante de todo, es esto: Cuando el Hijo de Dios, logró Sus curaciones milagrosas para autentificar su reclamo de que él era el Mesías de Israel, él lo hizo de tal manera, que nadie podría negar que un milagro de Dios había ocurrido. Sus señales milagrosas eran innegables.
Nicodemo vino a él una noche y lo expresó de esta manera, "Sabemos que has venido de Dios por maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tu haces, si no fuere Dios con él" Juan 3:2.
Algunos de los enemigos del Señor, quienes se dieron cuenta de que la gente realmente fue sanada y resucitada de los muertos, fueron forzados a concluir que Satanás fue el que hizo todas estas cosas. No obstante todos estaban obligados a admitir que grandes, espectaculares, e innegables milagros ocurrieron. El único debate que quedó era, ¿Cuál poder sobrenatural era la causa Dios o el diablo?
Leemos en Juan 11:47; que los principales sacerdotes y los fariseos se reunieron en un concilio y reconocieron que no sabían cómo oponerse a Cristo, porque definitivamente él hizo muchos milagros.
Siempre Innegables,
Esto es reafirmado en Hechos 4:16, cuando otro concilio judío consideró el milagro logrado por Pedro y Juan al sanar al paralítico en el Templo. Los líderes de los judíos dijeron entre sí: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar".
Cada vez que Dios se involucra a sí mismo en señales milagrosas siempre son completamente innegables. En el Monte Carmelo, Elías en el nombre del Dios verdadero de Israel, hizo un milagro que fue totalmente innegable. Después de que el fuego cayó del cielo nadie preguntó, "¿Realmente sucedió eso?" Igualmente en Egipto las grandes plagas que precedieron al Éxodo, forzaron a los magos a reconocer "este es el dedo de Dios".
En base a estas consideraciones, sugiero que tenemos una regla infalible con la cual podemos determinar si las señales milagrosas realmente están ocurriendo hoy en día o no. Si alguien puede observar estos "milagros" y permanecer escéptico, entonces estos "milagros" no tienen ninguna semejanza a las señales milagrosas de la Biblia y el que obra el "milagro" no puede ser de Dios.
Tan sólo esta prueba destruye todos los reclamos de los que obran los "milagros." Dios no se involucra a sí mismo en las señales milagrosas las cuales se pueden negar.
Una comparación de las obras del Señor Jesús y Sus apóstoles elegidos con las obras logradas hoy por los "carismáticos" manifestará una diferencia tremenda. Estamos mirando en dos niveles de realidad totalmente diferentes.
APOSTÓLES Y PROFETAS EXCLUSIVOS A LA ETAPA DE LA FUNDACIÓN.
Los apóstoles realizaron señales milagrosas para establecer el hecho de que el Mesías había llegado y les había dado su Palabra. Así es que en Efesios 2:19-20; leemos:
"Por lo tanto, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Habéis sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, siendo Jesucristo mismo la piedra angular".
Notamos que la iglesia es edificada no sobre el fundamento de Jesucristo sino sobre el fundamento de los apóstoles y profetas. Por supuesto Cristo es el fundamento de la iglesia "porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo".
(1Cor.3:11). Pero, ¿no sabía usted que hay más cosas involucradas que esto? Recordemos que Jesucristo, quién murió como nuestro sustituto y Quién es el autor de nuestra fe, no escribió ni una sola palabra de la Biblia, Y nunca sabríamos algo de lo que él hizo en la cruz, ni tampoco habríamos escuchado de la tumba vacía y la resurrección sino por la función y propósito de los apóstoles y profetas. Por lo tanto en cuanto a la revelación divina, todo lo que sabemos en relación con Dios y Su Hijo amado y el Evangelio verdadero proviene únicamente de los apóstoles y profetas.
El Señor Jesucristo
es la principal piedra del ángulo pero los apóstoles y los profetas escribieron todo el Nuevo Testamento. Dos apóstoles y dos profetas escribieron los cuatro Evangelios, Mateo y Juan fueron los dos apóstoles y Marcos y Lucas fueron los dos profetas.
¿Cuál es la diferencia entre los dos? Los apóstoles eran hombres que fueron escogidos por Dios para andar con Jesús en Su ministerio público de tres años y medio y para recibir revelación especial (algunos de ellos) para escribir la Escritura. Los profetas eran hombres que no necesariamente anduvieron con Jesús, pero que también recibieron revelación especial para escribir la Escritura.
Un Grupo Limitado Y Escogido.
Todo el Nuevo Testamento fue escrito por los apóstoles y profetas. Apóstoles tales como Pedro, Juan y el apóstol especial Pablo; y profetas tales como Lucas (quién escribió el Evangelio que lleva su nombre y los Hechos de los Apóstoles) y Santiago y Judas (que eran medios hermanos de Jesús) más el autor de Hebreos. El Señor Jesús no escribió ni una sola palabra.
Este grupo de apóstoles y profetas, fue un grupo limitado, especial y escogido que constituía el fundamento revelador de la iglesia en la Santa Escritura, Ya no hay ningunos apóstoles, porque ellos fueron el fundamento. Un edificio puede tener un solo fundamento, el cual es fijo, completo y seguro antes de que el edificio sea edificado. Por consiguiente no puede haber otros apóstoles ni profetas, aparte de los que son llamados en la Escritura- "el fundamento".
Pablo fue un apóstol especial preparado por Dios para ser un puente entre los apóstoles judíos que andaban con Jesús y el mundo gentil. En 1Cor. 15, Pablo dice que después de Su resurrección el Señor Jesús, fue visto por todos los apóstoles "Y al último de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, me apareció a mi también." Pablo aquí indica que el fue el último apóstol no hubo más.
La actitud de mucha gente en el movimiento carismático y otros movimientos similares hoy en día es semejante a esto: "¡Esto no es justo! Yo quiero ser un profeta. ¿Por qué Dios enseñó solamente por medio de ellos? Yo tengo igual fe, sino es que más grande. Yo quiero ser un canal de revelación nueva; yo quiero ser un portavoz, un vocero de Dios. Yo quiero que palabras divinas salgan de mi boca".
La única respuesta bíblica a tal actitud es decir: "Usted no puede tener ese privilegio. Usted no ha sido escogido por Dios para ser parte del fundamento de Su iglesia. El fundamento ha sido terminado ya hace mucho tiempo. "Usted está ahora en la etapa de la estructura de la historia de la iglesia. Usted jamás puede tener privilegios de revelación especial. Esto no tiene nada que ver con el asunto de que si Dios tiene el poder de hacerlo, o si usted tiene la fe de recibirlo. Todo tiene que ver con el hecho de que Dios no ha planeado que Su iglesia tenga 14, 15, 20 fundamentos diferentes, o 75 o 156 apóstoles y profetas diferentes. Ya no hay más.
Un Resumen De Los Milagros.
Debemos estar muy complacidos y agradecidos por los privilegios que nuestro Dios nos ha dado. No deberíamos tener el deseo de demandar privilegios ilegítimos. No deberíamos tener el deseo de torcer y desvirtuar Su verdad para que tengamos experiencias las cuales Dios nunca quiso que tuviéramos en esta etapa de la historia de Su iglesia.
Volviendo a Pablo, parece que la última señal milagrosa de sanidad que él experimentó, fue cuando se sacudió una serpiente venenosa que le había mordido en la isla de Malta. Aquel acontecimiento asombró a los habitantes de aquella pequeña isla y atrajo la atención a la autoridad divina de Pablo. No obstante, esta fue aparentemente su última experiencia de una curación divina, porque posteriormente el escribió cartas, las cuales incluyeron declaraciones semejantes a estas:
Primero, a Filipos su iglesia favorita: "Gracias por su obsequio generoso de Epafrodito vuestro mensajero. Se entristeció al haber sabido que ustedes habían escuchado de su enfermedad. Pero gracias a Dios que tuvo misericordia de nosotros y levantó a Epafrodito" (Fil. 2:25-30). Evidentemente esta enfermedad de Epafrodito duró mucho tiempo, pero no hay ninguna indicación de que Pablo le sanó. ¿Cómo pudo su enfermedad haber sido prolongada si Pablo tuvo el poder sobrenatural de sanarlo instantáneamente? Y cuando Pablo escribió en su última carta (2Tim. 1:20) estas palabras; "a Trófimo lo dejé en Mileto enfermo".
¿Por qué hizo esto? ¿Si Pablo tenía el poder de sanarlo, por qué no lo hizo? La implicación es que Pablo no pudo sanarlo.
De hecho Pablo dijo a Timoteo "Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades". ¿Entendemos lo que esto implica? El fundamento de la iglesia estaba ahora en las últimas etapas de su cumplimiento. Algunos han sugerido que para cuando el año 70 D.C., llegó, (el cual Pablo no vivió para verlo), todo el problema de tensión con Israel terminó con la destrucción del Templo, y así las señales milagrosas de la era apostólica terminaron. Para saber si este fue el momento preciso de su retiro o no, Pablo no tuvo que esperar hasta el año 70 D.C. El veía que el andamio del fundamento de la iglesia estaba siendo quitado. Mientras que, la revelación (grabada en la Escritura) sobre la cual la iglesia de Cristo seria edificada se acercaba a su término, las señales disminuyeron.
Es muy probable que Juan, el último sobreviviente de los apóstoles, no experimentó en los últimos años de su vida más señales milagrosas de sanidad. Nunca debemos atrevernos a añadir o quitar algo de la Palabra de Dios tal como ha sido revelada. "Probada es toda palabra de Dios; No añadas a sus palabras, no sea que te reprenda, y seas hallado mentiroso". (Prov. 30:5,6). Si Añadimos algo a lo que Dios ha dicho, él añadirá a nosotros las plagas que mandó a Juan escribir en el libro de Apocalipsis, según la advertencia en los últimos versículos de la Biblia. Estas palabras son descritas en Apoc. Caps. 6-9. Por lo tanto, debemos ser muy cuidadosos para conocer las líneas de límite de la Palabra revelada de Dios.
El no está interesado en nuestras añadiduras, o nuestros ajustes, o nuestros cambios de Su revelación divina. Esta palabra es importantísima, preciosa y valiosa, y Dios nos dice como dijo a Israel, No se atrevan a añadir una sola palabra a lo que he dicho, porque si lo hacen, estarán bajo juicio. Esto es lo que debemos considerar, cuando pensamos en el sitio que la profecía tiene hoy en día. ¿Qué le estamos haciendo al fundamento divino, a la revelación apostólica y profética de Dios? ¡En qué forma tales ideas afectan la singularidad y el significado de lo que Dios ha dicho en su Palabra?
Publicado el 03. feb, 2010 por admin en Doctrina, Vida Cristiana